el apocalipsis a medias y el 911

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Yo estaba en algún lado viendo la tele, en algún lado más bien como un club. Resulta que pasaban videos de lo que había pasado en el 2001. Pero no señores, no piensen ni en De La Rúa, ni en las Torres Gemelas, en mi sueño el 2001 había sido apocalíptico. Desconcertada, como si me hubieran borrado la memoria, miraba el programa que rejuntaba todos los desastres ocurridos en el mundo que justamente habían afectado solo al hemisferio norte (mmmm... esa idea no se de donde salió).
Pensaba: ¿esto pasó? ¿y yo a dónde estaba? ¿cómo que no me acuerdo? ¿Cómo que acá no pasó nada?. Mientras, veía imágenes de lo más extremas y violentas. Edificios cayéndose, tsunamis, plagas, huracanes, tormentas, básicamente, gente muriéndose. Impresionadísima pensaba "dios mio, cuando será que nos toca a nosotros".
Mi familia estaba ahí y de repente hay que volver a casa. Vamos caminando por mi barrio y ya es de noche. Mi casa es casi mi casa, y el comentario es "dejamos la ventana abierta". Un poquito antes de llegar podemos ver que un tipo salta el portón y se mete en la casa. Seguimos caminando en busca de algún vecino que nos presté un teléfono para dar aviso a las fuerzas policiales. En eso se cruza Claudia (¿?) con un look muy hippie chic con su bolsa de los mandados y nos hace el favor de dejarnos entrar a su departamento (con estilo bien tano) para llamar a la ley.
Evidentemente no era mi mejor momento, y cada vez me ponía más nerviosa. Todos llamaban a la comisaría y nadie atendía del otro lado, hasta que a mi se ocurrió brillantemente llamar al 911. Al primer intento una operadora me responde estrategicamente y me pregunta qué pasaba. Como dije anteriormente, no era el mejor momento para enfrentar un momento de peligro y mientras hablaba con la operadora, iba creciendo el llanto y la angustia: "¡Un tipo! ¡Un tipo se metió en mi casa!, vivo en Río Negro 1023, Río Negro y Senador Morón, vengan por favor!" La desesperación era cada vez mayor pero solo mía. Claudia me miraba con una cara como diciendo: "Nena, a ver si bajás un cambio".
Bueno, la policía vino y ya no me acuerdo si el tipo estaba o no estaba, la cosa es que apareció un poli que parecía sacado de una serie norteamericana de la policía científica, que me pide muy a lo Jhonny Bravo que le dibuje un plano del patio, con las cosas que había para poder saber si habían robado algo. Gratamente sorprendida por la esbeltez del señor cana, me dispongo muy coqueta a cumplir con el encargo, cuando el chico lindo y galante se pone al lado mío y me dice: "Che, yo pensaba que te estaban matando, todos pensábamos que era algo más grave". Yo sorprendida le contesté: "Ehhhh, si estaba un poco nerviosa, pero yo le aclaré que estaba en la casa de una vecina porque había visto como un tipo se había metido en mi casa".
Al final, ni en los sueños te entiende la policía.

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El mundo era de noche, yo era James Bond y me acordé existía Méndez

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Básicamente, el mundo era una porquería más porquería que ahora. Todo era oscuro, y siempre era de noche. En vez de tener un tinte futurista, era más bien algo que se parecía a la revolución industrial o a tiempos modernos de Chaplin, pero sin Chaplin, sin chistes y sin luz.
Había que ir a trabajar a "las fábricas", ¿de qué? no pude saber. La cosa era bien de película yanqui donde uno nunca termina de saber qué es cada cosa o por qué o quién. Así como: "un señor feo (obvio, es el concepto platónico de lo bello/lo justo/ lo bueno), muy malo, convirtió el mundo no se cómo, en este asqueroso lugar".
Bueno, resulta que para ir a trabajar había que ir en una especia de "camilla" (¿?). Si señores, en una cosa rectangular a la que todos se subían con cara de sufrimiento, porque era una reverenda mierda. Pero acá viene el conflicto, si es que hasta ahora no hubo varios. En el camino a las fábricas había una parada, una especie de Constitución del mundo de los sueños, que era la única oportunidad de cargar agua caliente para preparar acaso algún tipo de infusión. En esta ocasión era yo la encargada de buscar el agua.
Creo recordar que la charla con un personaje conocido y repugnante me acaparó la atención y perdí mi tiempo del agua. Por supuesto, esto significó el odio de todos mis compañeros. Pues entonces, algo me llevó a convertirme en una especie de James Bond y a tratar de entrar a un super edificio custodiado, donde celebraban una fiesta de tipo desconocido y más vale que iban a tener agua. Corro, salto, esquivo, y.... me pierdo.
Me sentí triste, sola, y desamparada. Y pensaba "pero no puede ser, no puede ser que no tenga a nadie". Entonces miraba el celular y encontraba un nombre. "¡Que tranquilidad! Si yo lo conozco a Méndez".

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los sueños no quieren que me los acuerde...

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Cuando se duerme poco se sueña mucho

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Si bien uno nunca recuerda el sueño tal cual es, hay cosas que recuerdo que no quiero recordar.



Escena 1 - Quitaesmalte

Sentadas en el colectivo vamos Violeta y yo, muy peinadas y vestidas derechito al dentista (¡!)
En los asientos de en frente cuatro señoras mayores nos miran con cara de abuelas. Yo voy desesperada sacandome el esmalte con un algodón y un frasco enorme de quitaesmalte. La señora me mira y me dice: ¿Me prestás un poquito?. Como persona educada, en la vida y en los sueños, se lo presto de buena gana; la señora lo destapa y se manda un buche de quitaesmalte para sorpresa de la dama y el caballero. La señora me mira, se agarra un mechón de pelo rubio platinado y me dice: si me cortara el pelo lo tendría que vender como metal (¡!). Fin de la 1ª escena.



Escena 2 - Al dentista voy de gala

¡Tenemos que ir al dentista! y sin dudar me pongo un super mini vestido floreado, unos tacos y una flor en la cabeza. Sin entender el por que de mi vestuario nos dirigimos con un grupo numeroso a visitar al ansiado profesional de la salud.
Al llegar al consultorio cual diva de La Salada, y luego de esperar mi correspondiente turno (porque también íbamos a buscar la dentadura de un difunto) entro y el me dice: ¡Pero que linda que estás!, ¿se puede saber por que tan arreglada?. Ahí me acuerdo de como estoy vestida y me doy cuenta de que yo tampoco se por que.
Entonces una sensación de profunda convicción me hace decir: Hoy es mi cumpleaños. El dentista pregunta: ¿En serio?; Violeta me mira y me dice: Estamos en Junio, vos naciste el 6 de diciembre. A lo que sigue una gran y movilizadora sensación de "QUIERO SALIR CORRIENDO".



Escena 3 - No te acuestes en mi cama!

Vienen mis compañeros a mi casa. Mi cuarto es grande como la casa toda. Entramos con la sospecha de que algo había que hacer y por eso estábamos todos juntos. El grupo empieza a entrar, mi hermana se sienta en mi cama y ¡onomatopeya de notesientesenmicamaquesedesarmaporuncostado, maldita! Mi hermana con cara de susto me mira y me dice: ¿Qué te pasa? y contesto: ¡Que salgas de mi cama ya!. Huye despavorida.
A los segundos es Raque la intenta desiquilibrar mi estado emocional y se sienta en la puntita provocando un desacomodo total del acolchado, la manta y la sábana. Es entonces cuando la ira se apodera de mi, siento que el mundo se queda sin rotación ni traslación, y le grito en la cara: ¡No te acuestes en mi cama! ¡No te acuestes en mi cama! ¡No te acuestes en mi cama! ¡No te acuestes en mi cama! ....


Fin de la secuencia.



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El día que encontré a Maradona en Nogués

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Tenía que pasar por la casa de Marcelito a ver qué onda. Se había ido a San Luis y ya que iba para Pablo Nogués una pasadita por el frente de la casa nunca está de más.

Después de llegar a Nogués a través de otro sueño, camino por una avenida donde supuestamente se encontraba la residencia. Al llegar a la puerta, me doy cuenta de que hay música y me quedo escuchando y pensando durante un largo tiempo. Se esuchaba una música especial que no recuerdo.

Preoucupada por el origen de la música, me doy cuenta de que estoy lejos de mi casa y se hace de noche, puedo tomar dos caminos donde paran colectivos, pero aqui está el gran problema, no se cual me tengo que tomar.

Hay paradas en una avenida y en una salida a una autopista. Decido caminar y adentrarme en un barrio entre las dos opciones. Ya bastante más desesperada, me decido a pedir ayuda y paro a preguntarle a dos tipos que estaban charlando en la vereda.

Al disparar mi pregunta me encuentro con que uno de los tipos parado en la vereda de Pablo Nogués, es diego Maradona. Tranquilamente me indica a donde tomar el colectivo "para San Miguel"; agradecida tomo rumbo hacia mi parada y pienso "que simpático que es este tipo".


No siempre los sueños coinciden con lo que uno piensa despierto.



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El sueño del desnudo

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Este es un sueño pasado, pero que siempre tengo presente por ser el primero en el que recuerdo estar desnuda. No desnuda completamente, si no con una bombacha rosa. Si, con una bombacha rosa y flotando.

Como siempre, no se como llegue al semidesnudo pero si que salía a bailar flotando. Pasaba por las esquinas de los bares y flotando en bombacha rosa me reía y burlaba de los demás.

¿Quién dijo que los sueños de desnudos tienen que ser sufridos?

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Síndrome de estocolmo

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Salgo a tomarme el colectivo y no se como lo tomo para el lado contrario. Me tranquilizo y me digo a mi misma que está bien, que no hay problema, que llego a Hurlingham y me lo tomo de vuelta. En el camino se corta la luz y comienzo a ver solo por lo que pueden alumbrar los autos y/o colectivos. Hay gente que corre, se pelea, y me empiezo a asustar. De repente tengo la certeza de que es una especia de guerra de pandillas y me digo que con que el colectivo pueda avanzar me alcanza para sobrevivir.(...)
Estoy adentro de un supermercado, veo lo que pasa y se me ocurre llamar por teléfono, no me entienden, me desespero. Dos minas y un tipo que participaban del quilombo me empiezan a mirar mientras yo hablo. (...)
No se cómo llego a una casa, me doy cuenta de que me secuestraron. Mi secuestrador está encarnado por un personaje real, un patinetero que tiene un reality en MTV. (...)Ya sin detalles, me enamoro del secuestrador y de a poco me deja salir de la casa. Estoy en una esquina de San Miguel, y la salida es una puerta secreta. (...)

Escena final: Mi secuestrador y yo en un auto descapotable paseando con mucha tranquilidad.

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